La clave está en el capital humano

En estos días de confinamiento y de constantes malas noticias todos necesitamos ciertas dosis de positivismo para no hundirnos en un profundo pesimismo. En esta vorágine de mensajes negativos que nos recuerdan todos los días hacia el abismo al que se dirige la economía, se pueden leer opiniones esperanzadoras como la de Finn Kydland, premio Nobel de Economía e investigador de la Reserva Federal de EE.UU.

En una reciente entrevista realizada por La Vanguardia, Kydland afirma que la clave para una rápida recuperación tras esta pandemia será mantener el capital humano. No ha habido un desastre natural o un conflicto bélico que haya arrasado nuestras infraestructuras. Todo sigue ahí. Nuestra preocupación debe centrarse en disponer de instrumentos financieros que lleven liquidez a todos los agentes de nuestra economía para que la capacidad de innovación permanezca intacta cuando remita la pandemia. 

Kydland es un gran admirador de Barcelona y adora las tapas que se ofrecen en sus bares. Es un ferviente admirador de los callos y las bravas, hecho que aprovecha para realizar un símil que le ayuda a argumentar su afirmación sobre el capital humano. 

Cualquier empresa depende de su capacidad de innovar y competir. Imaginemos que el dueño de un bar que realiza unas magníficas croquetas de jamón no ha podido pagar los sueldos de su personal. La falta de liquidez le obliga a despedir a su experto cocinero y a parte de sus mejores camareros. Además, es muy probable que pierda proveedores por la misma razón. Y cuando por fin el propietario reabre su bar, los clientes dejan de ir porque el establecimiento ha perdido el valor que les daba. 

Al final se trata de retener el know how. No hablamos solo del saber hacer que aporta el propio capital humano, sino también de lo que aporta la cadena de valor: el proveedor que le vende el jamón ibérico para hacer las croquetas o los clientes que aprecian esas croquetas y las pagan. Y tal y como afirma Kydland, esta misma situación se puede aplicar, por ejemplo, a una empresa del sector de la aeronáutica. No es tan diferente a un bar, simplemente es otra cadena de valor. Si la empresa pierde sus mejores ingenieros porque emigran a Alemania tras el confinamiento, entonces la empresa se verá seriamente afectada y nuestro país también.

Kydland realizó un estudio de la economía española en el periodo 1991-2006 junto a su colega de la Reserva Federal, Enrique Martínez-García. Kydland y Martínez-García descubrieron que, a pesar de que la economía española aparentemente era floreciente, en realidad se estaba destruyendo la capacidad productiva y acumulando déficit y deuda pública por mala gestión. Tras esta imagen de bonanza que todos recordamos, España estaba enferma, lo que nos llevó a una profunda crisis a partir del 2007. Ahora, España está enferma por un virus, pero en realidad está mucho más sana.
En los noventa había dinero, pero Kidland y Martínez-García demostraron que se generó una riqueza que era una burbuja insostenible sin valor, porque España estuvo paralizada tecnológicamente durante quince años. No se fabricaba nada que fuera competitivo y apenas se exportaba. En cambio, esta pandemia ha interrumpido una trayectoria prometedora de la economía española en la que en los últimos diez años se ha rehecho, ha innovado y ha exportado. 

Según Kydland, desde el 2009, España se las ingenió para innovar y exportar como no se había hecho antes. Esto se tradujo en una recuperación del empleo y las perspectivas mejoraron considerablemente. España siempre ha sorprendido por su resiliencia y poder de adaptación. 

El mensaje es claro. Lo podemos volver a hacer, pero el capital humano es fundamental para mejorar la competitividad de la empresa en el mercado. Pongamos el foco en mantener nuestro capital humano y utilizar los medios económicos que brinda el Estado para retener el talento y así asegurarnos una vuelta a la normalidad con las máximas garantías y de la forma más rápida posible.
Una de las grandes tareas de todo empresario, es identificar y retener a los empleados con más talento, lo que se conoce como altos potenciales. Son sobre el 5% de los empleados y debemos aprovechar su capacidad y mantenerlos comprometidos.

Antes de la crisis actual, diversas investigaciones señalaban que hasta el 25% de los empleados de alto potencial, podían estar planeando irse de la empresa en los próximos 12 meses. Ahora con más razón se deben retener a este tipo de empleados.

¿Como podemos gestionar los altos potenciales?

Estableciendo una estrategia para incrementar la moral y el compromiso de nuestros empleados de alto potencial. 

En Cedec conocemos muy bien la importancia del capital humano y estamos en disposición de aportar toda nuestra experiencia para ayudar a nuestros clientes. Juntos determinaremos la mejor política de RRHH proporcionando a la empresa una estructura organizativa compatible con la proyección prevista a medio y largo plazo. Cubriremos los puestos del organigrama con los perfiles profesionales adecuados y aumentaremos la productividad y la eficiencia de la plantilla.

Ahora es el momento de actuar. CEDEC, desde 1965 acompañando a las empresas familiares europeas.