UNA HISTORIA DE PASIONES Y VALORES
Desde su creación, CEDEC acompaña y ayuda a sus clientes a conseguir sus objetivos frente a los desafíos personales y profesionales a los que se enfrentan. Esta es la historia de una empresa y de su fundador, Jean Niclaus, un hombre sorprendente, apasionado de la equitación y del mar pero, sobre todo, de su profesión y su actividad empresarial.
Para comprender la historia de CEDEC hace falta remontarse lejos, muy lejos. Todo empieza el día de su nacimiento, el 26 de enero de 1930 en Gante, Bélgica.
Jean Niclaus nace en el seno de una familia numerosa. En los años 50 se alista como voluntario en la guerra de Corea y, a su regreso, inicia su actividad como representante de comercio.
A los 27 años ficha como vendedor en una importante empresa norteamericana que fue la primera en la historia en sistematizar la consultoría empresarial a través de equipos especializados en la venta, el análisis y la implantación, e inicia en ella una brillante carrera en el mundo de la consultoría, pasando a ser responsable Regional de Ventas y más tarde director Comercial para diversos países europeos y sudamericanos.
Jean Niclaus siempre explicaba que cuando respondió por primera vez a la oferta de empleo de esta empresa, no sabía que su misión implicaría entrevistarse con empresarios, y que, si lo hubiera sabido, jamás se habría atrevido a responder a dicha oferta. 55 años más tarde, reconoció que él mismo se había sorprendido siempre de su audacia en ese sentido pero que, desde el primer momento, esa profesión le apasionó.
Así es que, en 1965, tras 8 años de experiencia y con un sólido bagaje profesional, se dispone a rehacer el mercado de la consultoría europeo y 1965 funda CEDEC Bruselas. La experiencia adquirida le permitió ver lo que se tenía que hacer pero, sobre todo, lo que no se tenía que hacer. Era consciente que, para que el éxito de las intervenciones en las empresas clientes fuera duradero, se debía monitorizar durante un largo periodo de tiempo, por lo que creó el departamento de “Mentoring” que, hoy en día sigue y se asegura de la correcta aplicación de las medidas aportadas en más de 500 empresas europeas al año.
Este inicio fulgurante en el mercado belga conllevó el desarrollo en el resto de Europa con la apertura de la oficina de Ginebra en 1968, la de Barcelona en 1971 y la de Milán en 1974.
Es verdad que Jean Niclaus tenía un espíritu muy comercial, pero era ante todo un hombre de honor, un hombre consciente del deber y un hombre apasionado.
Los que le conocieron y tuvieron el honor de trabajar con él, lo definen como un hombre enamorado de su trabajo, con valores muy profundos de respeto a los demás y muy humilde, reconociendo siempre que su éxito era el éxito de todos los que le habían ayudado.
Estos valores que se percibían en su vida profesional también se podían comprobar en su vida personal. En ese sentido funda y es presidente de honor de la asociación belga “La Maisonnée”, servicio residencial para adultos en situación de minusvalía mental. Se tomaba su tiempo para mejorar al máximo sus condiciones y bienestar, por ejemplo, con la creación de diferentes talleres (pintura, cocina, audiovisual, jardinería, etc.) y con sus numerosas visitas.
Jean Niclaus era también un hombre con numerosas pasiones. Especialmente la equitación (doma), el automovilismo y el mar llegando a ser presidente y administrador del Club ecuestre Royal Étrier Belge de Bruselas y del de Knokke-le-Zoute. Miembro también del Yacht Club y del Automóvil Club de Mónaco. Amaba el mar. Con su velero «Garuda» participó en numerosas regatas hasta los 80 años¡¡
Jean Niclaus murió en el 5 de enero de 2019 en Mónaco. Hasta que su salud lo permitió quiso permanecer al frente de CEDEC. Esperaba todos los viernes las llamadas de cada uno de los despachos. Se sentía responsable de las familias de todos los colaboradores de la empresa. A su muerte, algunos departamentos operativos cambiaron, los presidentes fueron otros, algunas oficinas cambiaron de sede, la dirección de cada país fue ya nacional, nuevos proyectos se pusieron en marcha, CEDEC se abrió al mundo y a las nuevas tecnologías, pero la metodología de funcionamiento y los valores siguen intactos.
