¿Informar o comunicar? ¡Ésa es la cuestión!

Soy de las que han aprendido la comunicación como profesión trabajando en ella. En mi recorrido profesional, me he encontrado con un gran número de interlocutores que me han pedido "comunicar información" de manera interna… sobre la instalación de una nueva impresora o el manual de funcionamiento del nuevo sistema de nóminas, por ejemplo.

Analizándolo bien, la comunicación podría aplicarse a cualquier mensaje relacionado con interacciones entre los empleados de una empresa, o hacia el exterior.

Entonces, ¿cuál es el valor añadido del comunicador? ¿Debería ser como un "buzón" y asegurarse simplemente de la exactitud sintáctica del mensaje?

En realidad, existen dos conceptos distintos: Informar y Comunicar.

Informar significa asegurarse que todos los miembros de una empresa, de un equipo, reciban una información vital –y a menudo operativa– que les permita ejercer su función en las mejores condiciones. Todos pueden hacerlo. Es un rol de mensajero.

Comunicar va mucho más allá. Comunicar significa filtrar y digerir previamente una información, para determinar la mejor manera de transmitirla: ¿bajo qué forma?, ¿por qué medio?, ¿para qué resultados?

Así se comprende el valor añadido del comunicador, quien es capaz de reformular y de transmitir fielmente a su público el mensaje exacto que se quiere difundir.

Para un empresario esto supone un esfuerzo mucho más importante, ya que no solo debe transmitir a su personal la información apropiada para que cada uno pueda ejercer su función de la mejor manera posible, sino que también debe comunicarles, de distintas maneras, su visión y sus objetivos para el futuro de la compañía. Si logra hacerlo, manteniendo un contacto permanente con sus empleados, el empresario podrá llevarlos a todos hacia la dirección deseada, adhiriéndolos así al proyecto empresarial.

El equipo CEDEC le acompaña en todas sus comunicaciones, y le ayuda a obtener una dinámica y una cohesión óptimas con sus colaboradores.