El camino hacia la Excelencia: Kaizen, la mejora continua

26-03-2020

Juan Sánchez y Oriol Colomer

En los tiempos actuales hablar de Excelencia se ha convertido en una palabra que esconde intenciones, objetivos o proposiciones de excelentes productos, servicios, actuaciones, etc. Es decir, es más una declaración de intenciones que una realidad. Seguro que muchas organizaciones comunican a sus clientes esa imagen de Excelencia, pero sus clientes, con toda probabilidad, no la perciben como tal y su nivel de satisfacción queda lejos de las expectativas creadas. No olvidemos, que la Excelencia o la Perfección, como tal son inalcanzables, lo cual no significa que no caminemos hacia esa meta. Muy al contrario, debe ser el proposito de cualquier empresa. Porque, Excelencia  equivale a mejora continua. 

Dicho lo anterior, llegamos a nuestra primera conclusión: la Excelencia es una aspiración, una motivación y, como motivación, nos anima a movernos hacia ella, nos pone en el camino y nos obliga a trabajar en ella como objetivo, nos obliga a actuar.

Pero, y aquí surge, la segunda duda ¿Cómo una empresa inicia el camino hacia la Excelencia?

Se habla con frecuencia de aprender de nuestros errores, no podemos estar más de acuerdo, pero ¿Es está una buena metodología de mejora, una metodología basada en una actuación reactiva? Nuestra respuesta es NO, es necesaria pero no suficiente.

La expresión: “aprendemos de nuestros errores” se queda corta, insuficiente, cuando hablamos de mejora continua. La mejora continua va mucho más allá y se refiere a una filosofía de funcionamiento intrínseco de la propia organización. Es decir, la Excelencia debe, por obligación, formar parte del ADN de la empresa. Debe partir desde todas las estructuras internas de la empresa hacia el exterior. Una empresa que no trabaje, ni cree, ni establezca metodologías de mejora continua, no puede, por definición trasmitir Excelencia, sin que parezca un puro artificio estético, una acción de marketing, con poca o nula continuidad y con menor resultado.

Debemos tener en cuenta que la mejora continua implica aportación de valor permanente a nuestros productos a nuestros servicios o actuaciones. Es lo que nos diferencia de nuestra competencia y constituye una de las señas de identidad de una compañía. Por eso, todas las empresas deberían tener entre sus prioridades el establecimiento de una filosofía de mejora continua.

Cuando hablamos mejora continua, destaca la filosofía, que lleva el nombre de KAIZEN.

KAIZEN es la contracción de 2 palabras japonesas, KAI = cambio y ZEN = Bondad, que se traduce habitualmente como: MEJORA CONTINUA.

Es cierto que el Kaizen es especialmente conocido en sectores industrializados, pero sin duda, tiene su sitio y no es pequeño en el todas las áreas de la empresa y en cualquier tipo de organización. La filosofía Kaizen debe integrarse dentro de la política de empresa y debe entenderse, interpretarse y aplicarse por todos los integrantes de la organización.

Sea Kaizen u otra filosofía, solo las empresas que desarrollan políticas de mejora continua, es decir, orientadas a la Excelencia, son empresas que pueden presumir de crear y ser excelentes y, por tanto, vender Excelencia.

Y en su organización, ¿Cuáles son sus políticas de empresa? ¿las tiene definidas? ¿incluyen la mejora continua, o solo la mencionan sin desarrollo ninguno? O quizás, ¿en su empresa tiene un sistema de CALIDAD, que lo que persigue es cubrir estándares, sin más, sin aportar valor?

Y aquí, nos surge un nuevo punto, el desarrollo de la mejora continua. Si hemos optado por la filosofía Kaizen, debemos conocer la metodología de su aplicación. Que, por cierto, es simple, pero de una eficacia inequívoca.

Entonces, Si en su empresa hay filosofía de mejora continua le felicitamos por ello. Pero,  ¿la metodología es clara, concreta, asumible y aplicable? Porque, de que sirve generar una metodología que no podemos aplicar, que nadie entiende, que nadie pondrá en marcha. Pregunte a sus empleados, o sencillamente valore las mejoras alcanzadas en su empresa en los últimos tiempos, claro que para eso deberíamos haber establecido unos objetivos de calidad, de mejora, por supuesto medibles y cuantificables.

Le sugerimos, por tanto, utilizar la sencilla metodología que aplica Kaizen y que se basa en las llamadas 5 “eses”:

  1. Sieri.     Clasificación y descarte. Desechar lo que no se necesita.
  2. Seiton. Organización/Orden. Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar.
  3. Seiso.    Higiene/visualización/limpieza. Identificación del problema para ponerle remedio.
  4. Seiketsu. Normalización/Estandarización. Preservar los niveles de mejora e integrarlos en la organización.
  5. Shitsuke. Disciplina. Crear hábitos. La mejora continua tiene que ser el mantra que rija en la compañía. Implicación de todos. 

Desde CEDEC que caminamos hacia la Excelencia junto a nuestros clientes, que tenemos filosofía y metodología de mejora continua, le queremos invitar a integrar en su organización esta forma de actuar.

Porque solo siendo “excelentes” podemos crear y trasmitir “Excelencia”, y para ello: filosofía y método.

Para finalizar, una consideración: donde primero se observa la Excelencia es en la aplicación inmediata de medidas de apoyo, de soporte, de acompañamiento en tiempos difíciles. El estar presente al lado de nuestros clientes, de forma permanente, aportando valor, nos hace excelentes.

 

 

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