Los beneficios que aporta fomentar la cultura corporativa en la empresa
Cualquier tipo de organización, sea grande o pequeña, posee una personalidad única, una forma de ser y comportarse que se ve reflejada en la forma en la que sus miembros se relacionan con los demás, sean clientes, proveedores o entre los propios compañeros de trabajo. La cultura corporativa define la personalidad de la empresa, reflejada en todo el conjunto de valores, creencias, acciones, pensamientos, metas o normas que comparten los miembros de una misma organización y que dictan su forma de ser y proceder.
A pesar de que la cultura corporativa es un elemento clave que define la empresa, la mayoría de las organizaciones no la han determinado de forma consciente, algo que de forma recurrente observamos a menudo en CEDEC, Consultoría de Organización Estratégica líder en Europa en gestión, dirección y organización de empresas.
Determinar y promover la cultura corporativa aporta ventajas en el seno de las organizaciones, fundamental para cohesionar y alinear equipos humanos, al tiempo que comunicamos una única visión, unos valores y nuestra misión como empresa, tanto a nivel interno como externo. Gracias a estos tres factores, la compañía conseguirá transmitir a la sociedad su esencia, lo que repercutirá en el negocio y en su relación con los clientes. Sin olvidar que los propios trabajadores han de ser conscientes de la cultura corporativa de su empresa, porque también forman parte de ella.
Hay que tener en cuenta que éste, es un proceso en constante evolución que parte de una idea básica a implementar, alrededor de la cual se desarrolla toda una estrategia a medio y largo plazo. Y esta idea, se ha de mantener con el paso del tiempo, de forma consistente y coherente con los principios preestablecidos.
Uno de los puntos clave ya mencionados, es saber definir claramente cuál es la misión, la visión y los valores de la organización. La misión hace referencia a la razón de ser de la empresa, el motivo por la que ésta existe. La visión, son aquellos anhelos o metas que la organización desea alcanzar en un futuro y, finalmente, los valores representan la forma de ser de la empresa, los rasgos que la definen y diferencian.
Para definir estos tres elementos hay que dedicarle el tiempo necesario, plasmarlo en un documento y hacerlo extensible a toda la organización si realmente queremos llevarlo a la práctica. Imponer la cultura de arriba hacia abajo puede no dar buenos resultados, por lo que hay que llegar a un consenso. Los empleados tienen que formar parte del proceso porque son parte importante de la organización.
Si la dirección incide en que la cultura de la empresa se basa en la participación, no tendría sentido tomar decisiones de forma unilateral. El liderazgo, en estos casos, tiene que ser abierto para conseguir unos buenos resultados y un desarrollo orgánico. Al final, se trata de lograr una personalidad propia, no de imponer unas reglas fijas de manera autoritaria. El liderazgo ha de ser inclusivo y participativo.
Si conseguimos definir y plasmar una cultura corporativa propia, toda la organización se verá beneficiada. A nivel interno, los empleados se identificarán de forma más fácil con la organización, lo que se traducirá en mayor compromiso y motivación. También llegaremos con mayor facilidad a los clientes, transmitiendo nuestra propia personalidad de empresa, diferenciándonos de la competencia y creando unas sólidas bases para crecer.
En definitiva, desarrollar una cultura corporativa efectiva es un objetivo que se consigue a largo plazo. En CEDEC, Consultoría de Organización Estratégica Empresarial, recomendamos trabajar para definirla y hacerla extensible a todos nuestros públicos. Nos reportará ventajas competitivas y nos acercará en nuestro camino hacia la Excelencia Empresarial.
0 Comentarios