
¿Prevenir o curar?
19-03-2020
Es incuestionable que las personas desde que nacemos tenemos la incertidumbre consciente o inconsciente de las amenazas que nos rodean. Perder parcial o totalmente nuestras pertenencias, nuestra calidad de vida, nuestro nivel social, o incluso la vida, ya sea la nuestra o la de nuestros allegados, el bien más preciado, nos mantiene en alerta permanente.
Como hemos escuchado y probablemente dicho mil y una veces, “donde está el cuerpo está el riesgo”.
El instinto de conservación es nuestra herencia genética por lo que, los humanos ya llevamos el registro inconsciente de buscar protección, en previsión de cualquier riesgo conocido o no, esperado o no que pudiésemos encontrar en nuestro entorno.
El desarrollo de la civilización, desde sus orígenes, ha ido incorporando normas y leyes, reglas y actuaciones, guiados por ese instinto de conservación. Ese instinto ha ido incorporando nuevas percepciones, analizado nuevos riesgos y depurado actuaciones y técnicas derivadas de las malas experiencias vitales, en muchos casos con trágicas consecuencias. Por tanto, acción reacción, la ecuación básica, a la que con el conocimiento y la evolución se ha ido sumando la Prevención.
La evolución humana ha permitido el desarrollo de pautas y técnicas preventivas, que permiten anticiparse a los posibles peligros o riesgos inherentes a la actividad humana, no siempre llegamos tarde. En suma, la prevención empieza a formar parte de las medidas en seguridad.
Pero, esta actuación de tipo social, que las personas aplicamos en nuestra vida cotidiana para protegernos a nosotros, a nuestras familias a nuestro patrimonio, etc. ¿Cómo se aplica en el mundo empresarial?
Es obvio, que el mundo empresarial no es ajeno a estos riesgos. Es cierto, que cuando un empresario inicia la aventura de emprender es conocedor de que “no va a ser fácil”, que se enfrenta, no ya a los problemas conocidos y esperados, sino a infinidad de problemas no conocidos, no esperados, no PREVISTOS que, sin duda, afectarán al idílico camino que había imaginado cuando decidió emprender.
Obvio, es también, que aún conseguido el éxito empresarial (estabilidad económica, resultados, imagen, posicionamiento, reconocimiento, etc.), no estará el empresario y su empresa y en consecuencia su “modus vivendi” libre de riesgos y quizás estos sean, no sólo nuevos, sino mayores, con mayor riesgo, con mayores consecuencias. Es decir, el empresario, su empresa, deberá identificar, prepararse y defenderse de esos “riesgos”. Deberá, por tanto, PREVENIR.
Lo cierto, es que la evolución de la sociedad ya sea como individuos o como empresa, lleva consigo un cambio substancial de nuestras necesidades de protección, de lo más reactivo y simple a lo más preventivo y elaborado. ¿Quién se arriesga a perder su posición en el mercado que tanto le ha costado conseguir, por un simple error de valoración, por una falta de prevención?
En consecuencia, una parte importante de la estrategia del empresario no solo debe de estar basada en la visión de crecimiento, nuevos productos, más negocios, extender territorios, alianzas, inversiones. La estrategia pasa también, por proteger lo conseguido mediante una metodología de gestión de los riesgos, aplicando las siguientes pautas básicas:
- Identificación
- Clasificación
- Medición del riesgo – impacto
- Toma de Medidas (Plan de Contingencias) para reducir / trasladar / eliminar riesgos
El resultado, generar un Plan de Prevención de Contingencias, que es por definición, la identificación, enumeración y clasificación de los riesgos que amenazan la continuidad de la empresa y la edición de una serie de pautas, medidas, inversiones y acciones para “actuar preventivamente” en cualquier caso identificado, buscando como objetivo, eliminar, trasladar o minimizar cualquier posible, peligro, riesgo o daño a la empresa, sus propietarios, personal y bienes.
La elaboración, actualización y puesta en práctica del Plan Prevención de Contingencias es la garantía de la continuidad de la organización en situaciones complejas.
Algunos empresarios piensan que confeccionar este tipo de análisis sistemático y planes no son necesarios o son un consumo de recursos que no merece la pena ya que su visión estratégica del riesgo está limitada a lo inmediato. Esta visión está muy alejada del “ahorro real”, no tener preparado tu prevención, es un gran riesgo que cuando necesitas tener todos los mecanismos listos para afrontar un evento complejo es demasiado tarde para actuar y las consecuencias son imprevisibles, algo que en el mundo de la consultoría observamos con demasiada frecuencia.
No hay nada más peligroso que obviar lo obvio, esta forma de ver la realidad tiene cierto éxito temporal a corto y un seguro fracaso a medio y largo plazo que tenemos todos la obligación de corregir por el bien de nuestras empresas, inversiones, clientes y empleados.
Convertir una amenaza en una oportunidad es lo que nos diferencia del resto.
Entre prevenir o curar ¿por cuál opta usted, señor empresario?
En CEDEC elegimos la prevención como método, el Plan de Prevención de Contingencias como medio. Nosotros como organización con vocación de ayudar a nuestros clientes, entendemos cómo elaborarlo, ejecutarlo y sabemos que nadie está libre de contingencias ¿no es cierto?
Cuente con nosotros para ayudarle a establecer la metodología en su empresa que evite o minimice las contingencias futuras. Prevención es solución.