LA RESILIENCIA EN LAS EMPRESAS: ¿UNA MODA O UNA REALIDAD? I
13-04-2022
EL CONCEPTO Y LA NECESIDAD
En los últimos años, el término resiliencia organizativa aplicado al mundo empresarial ha cobrado cada vez más relevancia, convirtiéndose en una "competencia" organizativa de facto de la que no se puede prescindir.
Resiliencia organizativa: un factor de éxito crítico
En un mundo cada vez más dinámico e interconectado, cada vez es más difícil mantener posiciones competitivas, o incluso sobrevivir y posteriormente prosperar, tras acontecimientos inesperados. EL factor diferencial es conseguir que las organizaciones sean robustas, pero sobre todo resilientes, es decir, capaces de afrontar y superar retos complicados gracias a su flexibilidad estratégica y a su capacidad de reinventarse.
"No es el más fuerte de la especie el que sobrevive, ni el más inteligente, sino el más sensible al cambio. En la lucha por la supervivencia, los que ganan a costa de sus rivales lo hacen porque son más capaces de adaptarse a su entorno", explicaba Charles Darwin ya en 1800.
CEDEC puede ayudarle a desarrollar la resiliencia de su empresa para que se convierta en un factor crítico de éxito, permitiéndole aprovechar los retos inesperados y optimizar sus recursos y capacidades no sólo para resolver los problemas actuales, sino para construir un futuro de éxito.
Del latín "resilire", el término resiliencia adquiere varios significados a lo largo del tiempo
El término resiliencia, derivado del latín resilire (re+salire), se utilizó inicialmente para indicar el rebote de un objeto, o para describir ciertas características internas ligadas a la elasticidad de los cuerpos.
En psicología, el término resiliencia se introdujo en la década de 1950 y puede resumirse como la capacidad de un individuo para afrontar positivamente un acontecimiento adverso, saliendo de él con nuevas posibilidades y perspectivas.
Si extendemos este concepto a una empresa, es fácil ver que la resiliencia debe ser un atributo fundamental para garantizar la continuidad en un contexto altamente incierto.
Se identifica en la capacidad de una empresa para afrontar el cambio de forma positiva, experimentando las tensiones externas (que genera el cambio del entorno) como una oportunidad para reinventarse y crear nuevas oportunidades.
Lo que todos hemos vivido en los dos últimos años es una demostración de cómo un acontecimiento tan traumático como la pandemia ha sido un acelerador de la innovación y el cambio en los modelos de negocio y en la propia forma de vivir el trabajo.
La historia de nuestro tejido industrial, formado por pequeñas y medianas empresas, en su mayoría familiares, está llena de ejemplos de empresarios resilientes, capaces de reaccionar ante los acontecimientos adversos sin perder la confianza y con la capacidad de ver el nuevo camino a seguir.
Sin embargo, hoy en día esto ya no es suficiente: la creciente complejidad tanto del contexto como de las propias empresas hace que la resiliencia individual no sea suficiente, es la organización en su conjunto deba ser resistente.
¿Qué debe ser una empresa resiliente y qué debe hacer?
Esto plantea una serie de preguntas: ¿qué características debe tener una empresa resiliente? ¿Cómo se puede desarrollar la resiliencia organizativa? ¿Qué acciones se pueden poner en marcha para estimularla?
En primer lugar, para ser resiliente, una empresa debe ser a la vez fuerte y flexible. Tiene que ser consciente de sus puntos fuertes y débiles, de sus valores y de su visión para dirigir el cambio en la dirección correcta. Aprender de la experiencia, de los fracasos, enmarcándolos no como fracasos, sino como una fase de transición necesaria en un camino de evolución y crecimiento.
"Si no fracasas de vez en cuando, es señal de que estás jugando sobre seguro", decía Woody Allen en uno de sus aforismos. Para desarrollar la resiliencia de la organización y entender qué acciones emprender, hay que tener en cuenta dos aspectos fundamentales: en primer lugar, que cualquier empresa crece, prospera y continúa porque hay un mercado, hay clientes y hay necesidades que satisfacer. No hay que olvidar, pues, que una empresa está formada por personas que suelen tener una resistencia natural al cambio.
Según Rangay Gulati, profesor de la Harvard Business School y autor del libro "Reorganizar para la resiliencia", la piedra angular de una organización resiliente debe ser necesariamente el cliente. Centrarse en la creación de servicios de valor para el cliente, en lugar de limitarse a vender productos, conduce automáticamente a una mayor flexibilidad organizativa, fomentando la agilidad y la capacidad de respuesta al cambio.
Se ha comprobado que la resiliencia de un individuo está altamente correlacionada con el apoyo que recibe de su unidad u organización y con el "grado de cohesión". Hay que tomar decisiones organizativas para fomentar estas condiciones.
Queda claro, por tanto, que la resiliencia organizativa, lejos de ser una moda, es una condición para que las empresas aborden los constantes cambios que deben soportar en sus mercados, en su entorno o en sus condiciones y las de sus clientes.
Desde CEDEC animamos a los empresarios a reflexionar juntos para evaluar el grado de resiliencia de su empresa y las posibles acciones que la aumenten.