Verifica el éxito o fracaso de un producto con un MVP

Antes de lanzar al mercado un producto o servicio, es fundamental comprobar la buena acogida que tendría, ya que su desarrollo sin una verificación previa puede suponer pérdidas importantes y no se tendría información valiosa para gestar correctamente dicho lanzamiento. Para evitarlo existen herramientas como el Producto Mínimo Viable o MVP, proveniente del inglés Minimum Viable Product.

En CEDEC creemos que es fundamental que las empresas, antes de ofrecer a sus clientes nuevos productos o servicios con el coste que conlleva, dediquen un tiempo a estudiar la viabilidad de ese proyecto con un MVP, no solo para garantizar el éxito del mismo sino también para obtener datos relevantes, es decir, un ‘feedback’ para la mejora del nuevo producto o servicio. En este artículo de Expansión.com se concretan los 5 puntos básicos para diseñar un Producto Mínimo Viable, que en ocasiones es un prototipo, aunque  también existen otras fórmulas que permiten poner prueba cualquier idea.

1. No hay un modelo de MVP

Dependiendo de la empresa y sobre todo del producto que se va a presentar, se deberá definir en qué consistirá dicho Producto Mínimo Viable, que no tiene porqué ser el producto en sí mismo. Las opciones son variadas: un prototipo, una ‘landing page’ con formulario de inscripción, un vídeo demostrativo, una versión preliminar de un software, una encuesta, una campaña en Facebook... Las posibilidades para testear un concepto son numerosas y en cada caso debe buscarse la alternativa que permita obtener más información sobre el producto o el servicio que queremos ofertar.

2. Cuándo debe hacerse un MVP

Siempre que una empresa tenga incertidumbre a la hora de desarrollar y presentar un nuevo negocio o servicio, resulta aconsejable realizarse de un MVP para así testarlo y evitar ‘males mayores’.

3. Cuál es el coste de un MVP

A la hora de establecer el presupuesto para testar un producto o servicio con un Producto Mínimo Viable hay que tener en cuenta que no hay una cantidad establecida. Hay que considerar este coste como una inversión para reducir el riesgo del fracaso y también como un experimento para obtener información determinante que mejore y modifique el propio producto o servicio.

Por otro lado, lo habitual es que se repita el MVP varias veces y que generalmente, se vaya modificando para optimizarlo, hasta lograr que el lanzamiento sea perfecto para triunfar en el mercado.

4. Dirige el MVP a los 'early adopters'

Todo Producto Mínimo Viable va a necesitar dirigirse a un determinado público. Dependiendo del producto o servicio debemos definirlo, pero hay unas pautas generales que nos ayudarán a acertar con este paso. Según esta metodología es clave optar por los 'early adopters' que son los clientes más fieles que serán los primeros consumidores y, por tanto, aquellos que más datos pueden aportar. Hay tres rasgos esenciales que ayudan a encontrarlos: tiene un problema o necesidad común que podemos solucionar, son conscientes de dicho problema y buscan una forma de resolverlo, y pueden adquirir o comprar dicho producto o servicio.

5. Obtener los mejores resultados de un MVP

Para sacarle el máximo partido a un Producto Mínimo Viable es esencial que en todo momento en dicho experimento se midan los resultados con métricas cuantitativas y cualitativas para obtener la mayor cantidad de datos valiosos y detallados en profundidad. De hecho, para lograr este objetivo es fundamental tener una relación estrecha y frecuente con los 'early adopters' o primeros clientes.

Hay innumerables ejemplos que ilustran que recurrir a este test antes de lanzarse ‘a la piscina’ es un estupendo recurso. Un buen ejemplo es el caso de Dropbox, una empresa de Silicon Valley que en sus comienzos tuvo serias dificultades para presentar este producto de alojamiento de archivos para compartir y guardarlos de forma segura en la nube. Hasta que no se realizó un MVP, que resultó ser un vídeo de presentación en el que se veía cómo utilizarlo, no logró atraer a los inversores necesarios para poner en marcha este lanzamiento, que hoy en día cuenta con más de 500 millones de usuarios registrados.

Sin lugar a dudas, todos los emprendedores se enfrentan a un mismo problema, ofrecer un producto o servicio que nadie quiera comprar o que ni siquiera atraiga la financiación o recursos necesarios para su lanzamiento. Muchas ideas de negocio parecen potencialmente viables, pero a la hora de la verdad fracasan, de ahí que sea recomendable chequearlo con potenciales consumidores y con diferentes fórmulas que permitan dar a conocer el producto, que hagan posible determinar los puntos débiles para modificarlo antes de lanzarlo al mercado.

En CEDEC, Centro Europeo de Evolución Económica, creemos que esta herramienta facilita obtener una información muy valiosa para el desarrollo futuro de cualquier nuevo servicio o producto. De este modo, con un MVP se puede verificar si se podrá satisfacer las necesidades de sus potenciales clientes y reducir los costes y riesgos que conlleva desarrollar un producto o servicio para lanzarlo al mercado partiendo de hipótesis no contrastadas. De hecho, el estudio previo y un enfoque proactivo es fundamental para la supervivencia de cualquier negocio, una pieza clave más para continuar progresando en el camino de la excelencia empresarial.

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