Los 9 hábitos de la excelencia
Según el diccionario de la RAE la excelencia es la “Superior calidad o bondad que hace digno de singular aprecio y estimación algo”. En un artículo de
gestiopolis recomiendan
9 hábitos para lograrla, siendo más recomendable buscar la excelencia que la perfección extrema.
Desde
CEDEC S.A.,
Centro Europeo de Evolución Económica queremos compartir con todos vosotros estos
9 hábitos para alcanzar la excelencia:
- Responsabilidad: es aceptar que en nuestra vida, tenemos la última palabra. Para bien o para mal. Se es tan responsable por actuar, como por no actuar. El elegir no tomar ninguna decisión, es en si mismo una decisión de la que somos responsables.
- Optimismo: enfocar nuestra vida en las posibilidades, esperar lo mejor de nosotros mismos, y de los demás, apostar porque lo haremos bien, apoyarnos en la esperanza como motor para la acción.
- Pensamiento positivo: Nada más dañino que anularnos a nosotros mismos y cerrarnos nuestras propias puertas con la anticipación del negativismo.
- Aceptación del error: La perfección no se alcanza, sino a través del error, del aprendizaje que alcanzamos cuando comprendemos que así no era como debíamos hacerlo. Rectificar y corregir son dos muestras de gran sabiduría.
- Sana ambición: cultivar el deseo de ser un excelente médico, o deportista, o cantante, o madre, no es malo, es más, es un impulso que ayuda a evitar la procrastinación.
- Perseverancia: muchos comienzan proyectos y aventuras, pero solo alcanzan la excelencia, la grandeza, quienes insisten, prosiguen, y continúan hasta llegar al final.
- Primero lo primero: hacer mucho, o estar haciendo algo, no siempre es señal de avance hacia la excelencia, pero saber priorizar, decidir qué es lo necesario y descartar lo accesorio es la clave.
- Flexibilidad: aceptar los imprevistos, los cambios de planes, los accidentes, lo impredecible, la que escapa fuera de nuestro control es algo que no debe hundirnos en la frustración y el desánimo.
- Enfoque en una misión: Si damos prioridad a un plan determinado o una meta concreta y los imprevistos cambian nuestros planes, debemos recordar cuál es nuestra misión. Porque es más importante tener una misión que solo seguir un plan. Un Plan puede fallar, pero nuestra misión sigue ahí. Elegir otras metas o caminos es la opción cuando fallan los planes.
¿Cuál es vuestra opinión sobre el tema?
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