Publicado por cedec el 16-06-2020

La nueva normalidad que se acabará imponiendo en las oficinas tras la pandemia

A pesar de toda la problemática, tanto social como económica, surgida a raíz de la pandemia que empezamos a dejar atrás, aparecen otros efectos colaterales derivados de esta crisis que podrían aportar diferentes beneficios a las empresas. El “presencialismo” en espacios abiertos y colaborativos, detectores de fiebre o puertas automáticas que se vuelvan populares e imprescindibles, o que los argumentos necesarios para retener el talento se vean modificados por conceptos como el espacio de trabajo, la calidad del aire o la iluminación de las propias oficinas.

En CEDEC, Consultoría de Organización Estratégica, analizamos este artículo donde se comentan algunos cambios que la COVID-19 puede traer a nuestras oficinas y espacios colaborativos, todos ellos con el objetivo de evitar la transmisión de patógenos y tener en cuenta la seguridad de los empleados como máxima prioridad.



Numerosos espacios de oficina están sin usar, como si estuvieran por estrenar, metros cuadrados de despachos, espacios colaborativos, salas de reuniones, sofás y mesas se encuentran vacíos, debido a que los trabajadores que las habitaban han estado o todavía están teletrabajando desde sus casas. 

La vuelta, con más o menos temores, puede ser emocionante pero diferente a como la imaginábamos hace un par de meses. Los trabajadores llegarán de forma escalonada para evitar aglomeraciones y, en la mayoría de los casos, deberán contar con una mascarilla para protegerse a sí mismos y a sus compañeros. Los elementos comunes cambiarán: el botón de ascensor se podrá pulsar con la voz, el control de accesos se podría hacer a través de reconocimiento facial o voz y, si los puestos de trabajo fijos se vuelven para teletrabajadores, los espacios individuales se volverán comunes.

Todo esto ha llevado a un cambio de mentalidad de los trabajadores. El mensaje que tendrá la generación post COVID-19 será: “ya que las cosas están cambiando, hagámoslo a nuestro gusto”. Y con estos cambios, por parte de las empresas, la evaluación por objetivos y resultados, cobrará más importancia que nunca.

En la nueva normalidad, el lugar de trabajo se cambiará por la propia casa, siempre y cuando no sea imprescindible acudir a la oficina. Y los códigos de vestimenta habituales, se modificarán por ropa cómoda y zapatillas. La actividad laboral se deslocaliza y la oficina se convierte un ente abstracto desde donde se imparten mensajes, estrategias y asuntos críticos. Las reuniones mudarán su forma de ser. Además de las ya habituales reuniones telemáticas, en la oficina se ocuparán espacios con mesas altas, sin sillas, para así fomentar la fluidez en las reuniones. Habrá más espacios abiertos y salas de reuniones.

Se impone una reestructuración de espacios para ocupar el 50% del aforo y que cada persona pueda mantener la distancia social recomendada por las autoridades sanitarias, con un uso flexible e higiénico del espacio, con la instalación de sistemas que detecten la temperatura corporal vía infrarrojos, ampliación de las rejillas que absorben la suciedad, potenciación de los espacios abiertos (terrazas, azotea, patios), fomento de la ventilación natural para poder hacer cuatro renovaciones cada jornada o incorporar asistentes de voz para minimizar los puntos de contacto. 

Además, también se tendría que incrementar la inversión en soluciones tecnológicas para potenciar el trabajo, la creatividad y la colaboración, dando un giro de 360 grados hacia una “smart office” donde se abordará el rediseño del espacio, dejando en un segundo plano el puesto de trabajo fijo. Se aprovechará la tecnología en las taquillas, aplicaciones para el aparcamiento y sistemas automatizados para reservas de salas de reuniones. Los ascensores tendrán elementos para la eliminación de virus con lámparas ultravioletas y ozonizadores para purificar el aire, y se limitará la carga para garantizar ese distanciamiento social e incluso el control a través de la voz entre otras soluciones.

Desde el punto de vista del empresario, estos cambios aportarán un ahorro en los gastos de oficina como de limpieza, mobiliario, costes de alquiler con despachos más pequeños, mantenimiento, etc. El empleado tendrá cierto grado de libertad, mayor confort y evitará desplazamientos. A priori, todo son ventanas para ambos.

En CEDEC, Consultoría de Organización Estratégica, consideramos que las empresas deben adaptarse, en la medida de lo posible, a esta nueva realidad, y estudiar soluciones innovadoras para mantener el distanciamiento social y el bienestar de sus empleados. Todas estas aportaciones serán imprescindibles para seguir evolucionando hacia esta nueva realidad y seguir trabajando para alcanzar la excelencia empresarial.

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