Tipos de estructuras organizativas empresariales y entornos en los que operan
La sociedad cambia a un ritmo muy acelerado y con ella, los mercados cambian también. Ya sea por la introducción de nuevas tecnologías, la entrada de nuevos competidores con propuestas de valor más adaptadas a los nuevos tiempos o incluso crisis sanitarias mundiales que rompen todas nuestras previsiones, la realidad es que las empresas se ven obligadas a innovar y adaptar su organización a las nuevas coyunturas para así lograr ser más competitivas. Y para ello, necesitan tener estructuras organizativas ágiles y preparadas a estos nuevos tiempos tan volátiles y cambiantes.
En CEDEC, consultoría de Organización Estratégica líder en Europa en gestión, dirección y organización de empresas sabemos la importancia que tiene la flexibilidad de estructura organizativa en una empresa. Esta define la estructura de su sistema jerárquico dentro de la organización, necesario para concretar las funciones y tareas de cada uno de sus miembros y su relación entre ellos, aspectos esenciales para desarrollar la planificación estratégica de las empresas y alcanzar los objetivos establecidos. La estructura organizativa de una empresa está muy relacionada con la propia cultura empresarial y su estilo de liderazgo. Debe estar enfocada teniendo en cuenta aspectos como los objetivos que se desean alcanzar, el sector de actividad o el ámbito geográfico en el que desarrolla su negocio. A partir de aquí, se deben adaptar las funciones y responsabilidades de los miembros de la organización, estructurando el sistema de trabajo para definir todos los procesos, organigramas, jerarquías y departamentos dentro de la empresa.
Al fin y al cabo, la estructura organizativa define cómo se gestiona el grupo de personas que forman la compañía. No existen empresas iguales, por lo que no existen estructuras organizativas idénticas. Seguramente, la más habitual es la estructura productiva, propia de organizaciones de tamaño mediano o grande. Se da en empresas que desarrollan tareas de una determinada especialización, en mercados estables y trabajos repetitivos. Las competencias se agrupan por órganos y todos ellos deben coordinarse para estandarizar los procesos de trabajo y la toma de decisiones para llevarlos a cabo. Las cadenas de mando están muy definidas, pero al ser estructuras rígidas, pueden tener poca capacidad de reacción si las condiciones del mercado cambian repentinamente. Otro tipo de estructura organizativa es la llamada en forma de T invertida, habitual en empresas de pequeño tamaño. En ellas, un reducido grupo de personas toma la mayoría de las decisiones.
Las empresas de tipo familiar son un claro ejemplo de este tipo de organización, donde la dirección general ostenta la mayoría de responsabilidades y controla las funciones de su personal. Pero esta centralización puede llegar a provocar un colapso de toda la organización en periodos de excesiva carga de trabajo o problemas asociados a las propias personas que dirigen la empresa, quedando postergadas decisiones del día a día necesarias para la buena marcha del negocio.
La denominada estructura organizativa tecnológica es habitual en mercados estables y empresas con un alto grado de especialización, con tareas que requieren destreza y son difícilmente automatizables. En este caso, las decisiones se toman por consenso y los diferentes departamentos cuentan con un alto nivel de conocimiento y especialización en el ámbito de la actividad desarrollada. Es común, en estos casos, que existan departamentos creados para prestar asistencia a estas áreas más productivas. Finalmente, las estructuras organizativas diversificadas son las más adecuadas para organizaciones con sedes en distintos puntos geográficos, con una tipología de clientes muy variada o con líneas de producto muy diferenciadas.
En ellas, hay una estructura central que mantienen el control sobre los diversos grupos organizativos que hay alrededor de ella. De esta manera, se presta el apoyo necesario, generando sinergias y estandarizando las formas de actuación de los diversos satélites, aunque cada unidad productiva tiene cierto grado de independencia y autonomía ya que tienen sus propios mercados, objetivos y responsabilidades.
Todos estos tipos de estructuras son adaptables a las propias necesidades de cada negocio, la evolución de su crecimiento o cambios de su mercado. Por ello, en CEDEC, consultoría de Organización Estratégica, recomendamos analizar previamente cada modelo de negocio y adaptar la estructura organizativa en función de su idiosincrasia, necesidades específicas y objetivos a alcanzar. Solo con este análisis y la flexibilidad necesaria, conseguiremos una organización eficiente y alcanzar la Excelencia Empresarial en nuestra gestión.
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