La motivación del personal

En el contacto diario que en CEDEC tenemos con las empresas, nos encontramos con muchas incógnitas sobre la forma de afrontar la motivación del personal y como fomentarla. Es por ello que dedicamos este post a desarrollar este concepto.

Es una obviedad afirmar que la motivación que una persona experimenta en la empresa en la que trabaja influye en la eficacia y en la eficiencia de su actividad diaria. Lo que ya no es tan fácil de explicar es por qué las empresas no dedican más recursos y estrategias a mejorar ese factor tan evidentemente importante, también para sus resultados.

La gran atención que recibe la motivación y el mal tratamiento que se le da es quizás una de las paradojas más presente en la gestión empresarial, contradicción que en gran parte se debe a la indefinición o confusa definición del propio término. El concepto motivación resulta tan sobre-utilizado como falto de significado concreto, por ejemplo, cuando se aplica de forma circular para explicar casi cualquier comportamiento o su ausencia:

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  Si alguien trabaja sin energía es “porque no está motivado”, y sabemos que no está motivado porque se ve que trabaja sin energía. Este tipo de explicaciones tienen más que ver con la retórica que con una ciencia mínimamente razonable.

  
  

 Por eso las grandes empresas hace años que han descubierto que si motivan a su personal de manera adecuada logran un mejor rendimiento personal por parte de los trabajadores y en consecuencia, grandes beneficios para la propia empresa, consiguiendo su excelencia empresarial. ¿No pueden hacer las PYMES lo mismo?, en realidad, también las PYMES pueden aplicar ideas y acciones con resultados muy similares.

Cuando se habla de motivación laboral se hace referencia al proceso de incentivar a una persona a través de un conjunto de acciones para que realicen sus actividades con buena predisposición y logren disfrutar de su trabajo, así como que puedan desarrollar sus mejores capacidades y características en el ámbito y la gestión laboral. Es de gran utilidad para retener talentos, mejorar el clima laboral, optimizar a los recursos humanos y una eficiente gestión.

Debe convertirse en una política de la empresa buscar formas de motivación de los recursos humanos ya que son vitales para el funcionamiento de la organización.

Asociar la motivación exclusiva o principalmente en una recompensa económica es un error muy común.

Entender que la motivación es un factor cíclico también es una forma de mantenerla y generarla. Puede ser útil que en los momentos de “menor motivación” no se presione a los empleados pero se les invite a seguir planificando tareas en sus proyectos profesionales.

Como propietario de una empresa es muy importante aceptar que nadie está motivado constantemente. Es interesante generar un contexto de trabajo y colaboración que dependa más de los planes marcados que del ánimo imperante. Cuando nos exigimos estar motivados para pasar a la acción estamos poniendo mucha presión en nosotros mismos. Cuando nos ocupamos activamente, con o sin ganas, la pasión y el interés surgirán de la propia actividad. De la inactividad sólo puedes esperar más inactividad. Y es contagiosa.

La motivación no depende especialmente de lo que pensamos o sentimos. Tendemos a sobrevalorar la influencia de nuestras emociones y pensamientos en nuestra motivación, en nuestras conductas. Muchas personas no están muy contentas yendo al trabajo cada mañana y sufren pensamientos y emociones negativas al respecto, pero acuden y luego incluso trabajan con ánimo. Y al contrario, personas que se quedan en casa, se descubren desanimadas por no acudir.

Si piensa o siente que no tiene ganas de trabajar, tal vez trabajando le entren esas ganas. 

Una persona que no se propone objetivos o metas profesionales, por definición, es una persona desmotivada, y a menudo, desanimada. Por el contrario, disfrutan y se sienten más implicadas, si se marcan sus propios objetivos diarios, semanales, etc.

Lo consiguen porque se lo proponen: más y mejor planificación implica más y mejor motivación.

La motivación crecerá si marca metas alcanzables y concretas, y crecerá también si disfruta de la independencia y la confianza necesarias para hacerlo.

El éxito y la motivación no se logran sólo con cualidades especiales. Es sobre todo un trabajo de constancia, de método y de organización.

El trabajo que nunca se empieza es el que tarda más en finalizarse.

Desde CEDEC, Centro Europeo de Evolución Económica, les animamos a que si quieren sentirse motivados y quieren que sus empleados lo estén, fomenten en ellos la planificación y el establecimiento de metas personales. Que sepan lo que deben hacer y se marquen los momentos en que lo quieren tener hecho, conseguirán de este modo sentirse motivados a la vez que cumplen con la misión, visión y valores de la empresa.

Las medidas concretas que fomentarán la motivación del personal deben ser objeto de estudio; pero de nada servirán si este primer paso no se ha dado.

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