Las consecuencias de la inflación en las empresas
Los recientes acontecimientos en Ucrania y a la situación subyacente que ya existía en Europa y, especialmente en España, han hecho que los datos de inflación se hayan disparado estas últimas semanas. El pasado año, se cerró con una cifra de inflación del 6’5% y, en marzo de este año, se ha escalado hasta el 9,8%, máximos históricos no vistos desde hace más de 30 años.
En una economía de mercado, los precios de los bienes y servicios están sujetos a cambios, ya sea para aumentar o disminuir su valor de adquisición. Decimos que existe inflación cuando se produce un aumento general de los precios que da como resultado que, por cada euro, puedan adquirirse hoy menos bienes y servicios que ayer, por lo que el valor de la moneda se reduce.
Así, este proceso económico, provocado por el desequilibrio existente entre la oferta y la demanda, causa una subida continuada de los precios de la mayor parte de los productos y servicios, por lo que se produce una pérdida del valor del dinero para poder adquirirlos o hacer uso de ellos, es decir, una disminución del poder adquisitivo de las personas.
En CEDEC, consultoría de Organización Estratégica líder en Europa en gestión, dirección y organización de empresas, observamos que no hay previsiones a corto plazo, de estabilización de la inflación en un punto más o menos sostenible entorno al 2%. Este hecho, afectará mucho a la previsión de recuperación de la economía, afectando tanto a las familias como a empresas que, si no se quiere perder capacidad financiera, y por lo tanto competitividad, deberán analizar su evolución y tener en cuenta que su crecimiento debe estar por encima del dato de inflación actual. De lo contrario, la inflación absorbe el capital del crecimiento y la tan esperada recuperación económica, no se va a dar.
La inflación, cuando alcanza niveles como los actuales, tiene unos efectos negativos en las empresas ya que, difícilmente, se podrá transferir todo el incremento de los costes de producción, especialmente de las materias primas, a las tarifas finales de los productos o servicios que comercializan, hecho que impulsaría aún más la inflación y la economía entraría en una espiral muy negativa. Y si se pudiera, sería una estrategia limitada en un mercado como el actual, en el que la demanda es poco flexible y poco dada a absorber de forma ilimitada aumentos de precios. Esto haría que aquellas empresas con necesidades de liquidez, ante la perspectiva de desaparecer, bajarían los precios para mantener su Cash Flow, lo que causaría un grave daño a medio y largo plazo, que también afectaría al resto de empresas del sector. En resumen un comportamiento errático de los mercados que no favorece a ninguna de las empresas presentes en ellos.
Otras de las consecuencias de la inflación en las empresas, también conocida como el "ladrón silencioso" o "impuesto oculto", son el aumento de los costes de las compras, de bienes de equipo como maquinaria, de activos como alquileres o los costes de suministros, energía, gasolina, etc. Un menor margen general y de liquidez y una menor capacidad para acumular capital que permita reinvertir en mejoras competitivas. Además, se generará una mayor competitividad y agresividad comercial con el objetivo de captar clientes y aumentar la economía de escala, sin olvidar que, el aumento de precios, genera menor liquidez en la población que acabará afectando al consumo y, por lo tanto, a las empresas.
Entramos en una era donde la competitividad y la carrera por conseguir al cliente estará en sus máximos. De igual forma, el control de gestión y la planificación de las acciones deberán ser lo má ajustadas posible, en especial, porque se rompe una dinámica que ha durado más de 10 años en la que los empresarios se han acostumbrado a muy bajos costes de deuda, a incrementos salariales casi inexistentes y a una recuperación económica basada en un aumento del consumo que se ha mantenido los últimos 10 años.
Así, y con el asesoramiento experto adecuado, las medidas de las empresas para poder combatir la inflación, se centran en implementar una serie de planes en sus organizaciones, tales como un plan de reducción de costes y de control de gestión, reestructuración de deuda en caso necesario, desarrollo de ventajas competitivas basadas en el valor del producto y no en la reducción de precios, o estrategias comerciales y planes de fidelización de clientes entre otras medidas.
En CEDEC, consultoría de Organización Estratégica Empresarial sabemos que la inflación forma parte natural de todas las economías, pero debemos saber tomar medidas para protegernos de ellas. Por ello, recomendamos reaccionar a tiempo. Cuanto más se tarde en tomar medidas correctivas, más altos son los costos del cambio. Se han de tomar aquellas acciones empresariales necesarias para mitigar sus efectos y seguir avanzando hacia la Excelencia Empresarial.
Esperamos que te sea de utilidad y para cualquier consulta, puedes ponerte en contacto con nosotros aquí: info@cedec.es
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23434 06/12/2022